Si te has identificado con el título de este artículo, te ocurre lo mismo que a muchas de las personas que llegan a consulta. Suelen venir con una sensación de agotamiento o apatía. A pesar de tener claros sus objetivos, parece que nada de lo que están haciendo funcione y sienten frustración porque no saben qué más hacer.

La sociedad en la que vivimos nos presiona para la hiperproductividad. Recibimos mensajes constantes de que el esfuerzo y el sacrificio dan buenos resultados. Este tipo de mensajes, lejos de hacernos conseguir nuestras metas, nos empujan a un sobreesfuerzo que termina por fatigarnos y agotarnos tanto física como mentalmente ¿alguna vez has sentido que te cuesta pensar? a esto es a lo que me refiero.

Es importante entender que las personas que se esfuerzan, tienen más probabilidades de conseguir sus metas que las que no. Aunque he de decir que la palabra “esfuerzo” no me gusta, prefiero hablar de “hacer”. Así, las personas que hacen cosas, tienen más posibilidad de conseguir sus metas que las que no hacen nada, pero también me gustaría dejar claro que no siempre que hacemos cosas salen como esperábamos. Creo que este es uno de los principales problemas de estos mensajes que nos llegan, como el “si quieres, puedes”. El entorno en el que vivimos, nuestras habilidades, nuestras capacidades, incluso nuestra economía va a influir notablemente en que nuestras metas sean conseguidas o no.  Junto a todo esto, tenemos las redes sociales, donde todo el mundo consigue lo que se propone o ¿tal vez quienes no lo consiguen no lo cuentan? Demasiada (auto)presión y un sesgo en lo que ocurre cuando nos movemos hacia nuestras metas, puede resultar muy frustrante.

Entonces, si tengo una meta a muy largo plazo y tengo que esforzarme mucho para ver resultados ¿cómo me voy mantener sin sentir que no está funcionando? Desde la psicología, se dice que para “motivar” a una persona a conseguir sus objetivos y mantener la frecuencia de su conducta, esto es, ser constante, es necesario utilizar lo que llamamos el refuerzo positivo.

El refuerzo positivo no es más que obtener una consecuencia agradable con lo que yo hago, como sentarse a ver una película tras terminar la jornada laboral. A veces nos centramos tanto en nuestras metas/objetivos que nos olvidamos de disfrutar, de vivir la vida.

Cuando sentimos que nada de lo que hacemos está funcionando, puede ser porque un exceso de trabajo nos impide ver nuestros pequeños logros. Las metas a largo plazo requieren una gran siembra antes de cosechar, por lo que se pueden perder las ganas fácilmente. Las claves básicas son dirigidas a tener en cuenta el bienestar en el día a día. Trabajar más horas, no hará que lo consigas antes necesariamente, pero sí puede agotarte.

Al trabajar demasiado, nuestro cerebro nos manda mensajes que nos avisan de que tenemos que parar. Si sientes que no avanzas, es posible que necesites un descanso. Cuando sientes que nada funciona, la pregunta por mi parte suele ser clara: ¿Qué haces para divertirte/entretenerte? si tu respuesta es «nada«, puede ser el problema.

Vivir 24/7 luchando por un mismo objetivo resulta frustrante porque la mayoría de objetivos se cumplen a la larga, lo que implica
un esfuerzo diario para tener resultados dentro de semanas o años, por lo que acabamos sintiendo que nada vale. Demasiado esfuerzo agota a cualquiera. Alternar esfuerzo y ocio es clave para sentir que todo está funcionando.

Recuerda: que sientas algo, no quiere decir que esté ocurriendo, aunque la sensación sea real 😉